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martes, 28 de enero de 2025

Aprendiendo el oficio 1

 Muchas veces hemos hablado entre amigos y conocidos sobre ser autodidactas. En cualquier oficio, aprender sus técnicas y secretos sin un maestro tiene sus pros y sus contras. De los segundos no voy a hablar ahora. Entre los primeros , marcaría el hecho de no caer en ser excesivamente reglamentarista. Debo reconocer que es bueno conocer las reglas para poder romperlas o usarlas tal cual, pero el exceso de celo puede llevarnos a  obtener resultados demasiado rígidos, perfectos desde el punto de vista formal pero carentes de alma. Por supuesto que hablamos de actividades creativas, donde la libertad es muy importante. 

En este oficio de escribir, por encima de lo obvio que supone la enseñanza de nuestras maestras/os y profesores en el conocimiento del idioma y sus estructuras, hay muchos recursos que, o usamos en forma intuitiva sin saberlo o debemos aprenderlos de manera formal en cursos o talleres.

Podemos usar las diferentes figuras literarias de forma correcta, como por ejemplo la metáfora o el hipérbaton, aún sin conocer sus nombres ni qué son. ¿Cómo? Aprendiendo por la experiencia de leerlas en algún texto. Leer es fundamental para aprender y ejercer este difícil y sin embargo maravilloso arte. Una fuente continua de enseñanza e inspiración.

Cuando yo empecé a formarme por mi cuenta, ya que no podía pagar un taller ni concurrir por la cantidad de horas que debía trabajar, las opciones no eran tantas como ahora. No tenía computadora, mucho menos acceso a Internet salvo que fuera a un cibercafé y conseguir textos especializados era bastante oneroso. 

Por suerte, por aquellos años(los 90), la editorial Salvat puso a la venta una obra en fascículos semanales llamada "Taller de escritura" a un precio bastante accesible. Con mucha ilusión esperaba cada viernes la llegada de un nuevo ejemplar de la colección que, luego de 60 semanas , pude completar. En cada uno, luego de la sección de teoría y ejemplos de escritores consagrados, venía lo más interesante: los ejercicios del así llamado "taller de textos", donde mediante diferentes propuestas se podía poner en práctica lo aprendido en la parte teórica.

Abordaba así de forma práctica la escritura de cuentos, novelas, guiones tanto de cine como de radio y televisión, notas periodísticas , poesía en todas sus variantes, los diferentes géneros de la narrativa (terror, realismo mágico, ciencia ficción, romance, aventura, etc). Pero no se limitaba a eso.

Los secretos y recursos de la creatividad, abarcaban una sección propio de casi seiscientas páginas donde se exploraban las distintas formas de encontrar ideas para escribir, con técnicas y ejercicios muy variados e inspiradores. Una de mis partes favoritas, además de "Leer para escribir", donde se proponían lecturas útiles para ampliar nuestro conocimiento y expandir nuestra mente y vocabulario.

Aún las conservo, encuadernadas de manera casera y muy rústica, y la humedad las ha deteriorado bastante, echando a perder algunas páginas y degradando otras. A veces recurro a aquellos ejercicios cuando la inspiración escasea. Por razones de derechos de autor no puedo compartir la obra por aquí, pero si algunos ejercicios propuestos que se que son usados por otros talleres. Eso será a partir del próximo post.

jueves, 23 de enero de 2025

El festival -Parte 2

 El veterano músico traía su propio redoblante, uno viejo y gastado al que hacía sonar de forma increíble. Cuando salíamos de la fábrica ya estaba en la puerta del club "calentando" los brazos con su redoble.

Pero, siempre hay un pero, un pequeño grupo entre los que se encontraban también integrantes de nuestra murga, se dedicaron a burlarse de la excesiva puntualidad del hombre.

"Ché, viejo, mirá que esto es para un festival nomás, eh, no vamos a salir en carnaval" ."Vo, mirá que no somos Araca la cana, no precisa que llegues tan temprano " ."¿No será mucho venir media hora antes?"

Al final, el hombre vio herida sus dignidad y en una pausa del ensayo se acercó a mí y me avisó que no iba a venir más. "Estoy muy grande para aguantar gansadas". Le propuse hablar con mis compañeros pero fue peor. "Vo, veterano, no te hagas la estrella, que te pensás", "ni que fueras tan bueno". No hubo caso.

Continuamos con los ensayos unos días más, pero el ambiente ya no era el mismo. Y la empresa vio la oportunidad de desarmar los grupos que se habían formado, cambiando el horario de varios compañeros. No hubo forma de acordar, los que pasaron a la noche no iban a venir tres horas antes, y de los seis que salíamos a las cuatro de la tarde solo dos aceptamos volver a las veinte para ensayar. Fue muy doloroso para mí ver como todo se desarmaba. A los otros grupos les pasó más o menos lo mismo y el festival tuvo que ser suspendido. Ese año no me quedé a la despedida general. Un pequeño grupo, los más cercanos, nos juntamos en casa de una compañera para brindar, comer algo, cantar juntos y charlar hasta tarde. Sin excesos.

Treinta y cinco años más tarde, la vida me dio revancha y pude volver a ser parte de una murga, a través de un taller donde logré volver a escribir, cantar e incluso dirigir la murga cuando el profe no estaba con nosotros. Aquella deuda pendiente se saldó con creces. Este año será el cuarto en el taller. Y ojalá vengan muchos más.

miércoles, 15 de enero de 2025

                                      EL FESTIVAL- Parte  1


Corría el año 1987. A dos años de recuperada la democracia(aunque no totalmente) trabajaba en una fábrica bastante grande del barrio  Pueblo Victoria. Grande para la época, porque 50 años antes una empresa con 150 obreros como esa se hubiera considerado pequeña. El fin de año anterior, como todos los años, luego de cobrar el aguinaldo, fuimos en patota a la cantina de Uruguay Montevideo Fútbol Club a despedir el año. Charlamos, bebimos, jugamos al pool y al futbolito y la mayoría nos fuimos varias horas después con alcohol de más en el organismo. 

Mi amigo Hugo tuvo la brillante idea de cambiar ese esquema repetido y propuso hacer un festival artístico para despedir el año. Al principio la mayoría rechazó la idea, pero un pequeño grupo la hizo propia y decidimos hacer un espectáculo de murga, dentro de nuestras humildes posibilidades. Un compañero consiguió un redoblante, armamos un bombo con una tarrina de 100 litros cortada y con mucho entusiasmo me puse a escribir las letras, usando un recurso llamado contrafactun, que consiste en cambiarle la letra a músicas existentes, cuanto más conocidas mejor.

El club nos ofreció el espacio para ensayar y con alegría comenzamos a hacerlo al salir de trabajar. Un veterano se enteró de los ensayos y vino a ofrecerse para tocar el redoblante. Se notaba que sabía hacerlo y además lo disfrutaba mucho. Un lujo para nosotros. Yo parado al frente de la murga sin saber nada de música, mucho menos cantar. Teníamos un par de compañeros con voces privilegiadas y muchas ganas. La cosa iba viento en popa. Las letras gustaban e inclusive venía gente a ver los ensayos.Yo estaba en mi salsa, amo la murga y ser parte de una , aunque fuera de meros aficionados, era genial. Incluso venía gente del barrio y coreaba las canciones con la murga.

Pronto supimos que otro grupo había decidido hacer una obra de teatro y un tercero un grupo de música tropical. La "loca" idea de mi amigo empezaba a tomar forma.

miércoles, 8 de enero de 2025

DOS NIÑOS Y UN CORDERO

             Este texto forma parte de un relato mucho más largo (aún sin corregir) y está basada en una anécdota real. Yo era uno de esos dos niños pero no me volví vegetariano. Los personajes son ficticios, el campamento es real y creo que se llamaba CECRU o algo así, y se realizó con la idea de "enamorar a los niños de la vida en el campo". No se si dio resultado, pero me regaló esta graciosa historia.

                         

                                 DOS NIÑOS Y UN CORDERO

 Habían hecho una fogata y todos nos sentamos alrededor con chorizos clavados en pinchos para cocinarlos a punta de llama y cenar. Menos Julio, que era vegetariano y cuando le pregunté si siempre lo había sido, nos contó desde cuando había dejado de comer carne.

—El último año de escuela— comenzó diciendo— nos llevaron a un campamento en una zona rural entre Maldonado y Rocha. Un lugar precioso. Fueron dos semanas casi perfectas. Aprendimos a ordeñar las vacas, a hacer queso, pan , manteca, armar cercos  y limpiar terrenos, arrear ganado y algunas cosas más. Nos levantábamos a las siete  a desayunar y nos repartíamos por grupos para ayudar en la cocina y con la limpieza. Teníamos una hora de repaso escolar por día, y además jugábamos a la pelota, a la  búsqueda del tesoro, hacíamos caminatas y paseos a otras granjas. ¡Lo malo es que teníamos que bañarnos todos los días!

Julio dio un trago a su cerveza mientras todos reíamos de su ocurrencia.

—Lo único peor que el baño y los madrugones fue lo que paso el último día.  Nos quisieron dar una gran despedida, pero no tomaron en cuenta que como gürises de ciudad había cosas que nunca habíamos visto. Mi mejor amigo amigo y yo quedamos al cuidado de un cordero , totalmente ignorantes de lo que iba a pasar. Cerca de las diez nos juntaron a todos, colgaron el cordero de una pata, cabeza abajo y con una cuchilla le rebanaron el cuello. Nunca lo voy a olvidar. El animal se iba desangrando, balando cada vez más débil hasta que al final quedó callado. Pero no quieto.

«No se asusten» nos dijo el profe «esos son estertores post-morten, pero en un rato paran»

Los dos que habíamos quedado a su cuidado no podíamos parar de llorar, ante la mirada incrédula de los paisanos.

—Calculo que ahí terminó todo—dije.

—¡Ojalá! —exclamó juntando las manos como en un ruego—. A pesar de ver nuestras caras de miedo, nos enseñaron a quitarle el cuero y algunos tuvimos que ayudar en la tarea. Pero lo peor fue cuando lo abrieron para sacar las vísceras. Creo que nunca en mi vida vomité tanto como ese día.  

Veinte gürises y solo yo me descompuse. Yo ni siquiera ví como lo agarraban a la parrilla para asarlo.  A la hora del almuerzo, ninguno de nosotros pudo comer nada y recién a la hora de la merienda algunos quisieron  tomar la cocoa con leche y un poco de pan con queso. Yo ni siquiera cené. Juré que nunca más comería un pedazo de carne. Pero eso no fue lo peor.

 Todos lo quedamos mirando al ver que se quedaba callado.

—¿Y?—exclamamos a coro.

Se notaba que le costaba contarlo, pero tomo aire y continuó.

—Cuando volví a casa no conté nada de esto, pero la maestra le buchoneó todo a mi madre. Por un lado mejor. Porque quedé re traumado. No podía siquiera ver carne en la mesa. La imagen del corderito muriendo se me aparecía como un fantasma doliente. Después de meses yendo al psicólogo conseguí tolerar ver a los demás comerla , pero yo nunca pude. El olor del asado me encanta, pero si trato de comerlo me vienen náuseas. Algunos de mis ex-compañeros confesaron años más tarde que si tuvieran que cazar y carnear ellos mismos, también se volverían vegetarianos.

miércoles, 1 de enero de 2025

                                       La retirada que no fue

  En el 2023 , la selección uruguaya de futbol sub-20 ganó el mundial de la categoría. Un talentoso compañero, Nilo, escribió y cantó un hermoso tema en homenaje que sirvió como canción final de ese año del nuestro taller de murga. El resto hicimos los coros y el resultado fue muy bueno. Nico Hugo, nuestro tallerista, se encargo de ponerle música y acompañar el tema con la guitarra.

 Para poder enganchar ese tema con la retirada, que hablaba de nuestro proceso como murguistas aficionados y era bastante divertida, se nos ocurrió hablar de los jóvenes y sus luchas. Puse manos a la obra para escribir esa parte y pocos días después la presenté al grupo.

Después de la canción, uno de los integrantes de la murga diría: "Al fin unos jóvenes que sirven para algo", "Porque en general, la juventud está perdida, perdida"

Otro respondería "Qué decís, vo, tas loco, mira si va a estar perdida"

Y ahí arrancaba la parte cantada, que iba con la música de "La barca " canción popularizada por Luis Miguel, el cantante mexicano. Si la leen cantando es más fácil de seguir, ja, ja

Dicen la juventud está perdida /y no podemos darle la razón

pues siguen liderando la utopía / de un mundo que se mueva por amor

Luchando sus batallas cada día /tratando de cambiar la realidad

urgidos por los sueños que los guían /buscando en el camino su verdad

Por eso al entonar la despedida /queremos simplemente homenajear

a esa juventud comprometida /que las fronteras busca derribar

Cuando la retirada este sonando / y las voces se quiebren al bajar

aquí les estaremos apoyando /Siempre que nos convoque el carnaval

                              Y aunque no nos convoque el carnaval.....

A todos les gustó, pero tuvo un enorme problema. No éramos capaces de cantarla. Por lo tanto, hubo que hacer borrón y cuenta nueva, y en una tarde buscar otra música y escribir una nueva letra, totalmente distinta. Por suerte tenía tiempo y ganas de hacerlo . Lo que salió fue totalmente distinto, mucho más sencillo de cantar, aunque un poco más largo, por tanto más letra parta aprender. Pero llegamos a tiempo de mostrarlo en el cierre del año.